Política | 30-09-2025
Economía

ALAMEDA, LAS SOSPECHAS DEL PAPA FRANCISCO Y EL TRIPLE CRIMEN

El triple femicidio narco volvió a poner a la Argentina frente al espejo. El crimen organizado no solo disputa las calles, también busca legitimidad a través de la política. Y en ese escenario, Alameda (Movimiento de Ética y Democracia Activa) cumplen un rol central: velar y monitorear la relación entre política y narcotráfico, denunciando irregularidades en el financiamiento electoral y promoviendo transparencia para proteger la democracia.

Alameda, denuncia que mientras las campañas se financien con dinero sucio, la democracia estará hipotecada.  Actúa como un observatorio: documenta, analiza y expone los mecanismos que permiten que el narcotráfico se infiltre en la política. Su preocupación no son los balazos aislados en las calles, sino los billetes que circulan silenciosamente en los comités de campaña, legitimando a quienes deberían ser responsables de proteger la ciudad y el sistema electoral.

El Papa Francisco también advirtió sobre este riesgo. En 2015 dijo: “Ojalá estemos a tiempo de evitar la mexicanización. Estuve hablando con algunos obispos mexicanos y la cosa es de terror”. En 2016, tras la muerte del padre Viroche, agregó: “Cuando las mafias de la droga se sienten en peligro, se desmadran”. Y en 2024, sobre Rosario, fue terminante: “Sin complicidades del poder político, policial, judicial, económico y financiero no sería posible llegar a la situación en la que se encuentra la ciudad”.

Alameda recoge estas advertencias y las traducen en propuestas concretas: financiamiento público como regla, bancarización total de aportes, eliminación de donaciones empresarias, transparencia en tiempo real y sanciones que duelan: pérdida de bancas, disolución de partidos y cárcel en casos de financiamiento ilegal.

La comparación con México es directa. Allí, después del incendio de 2007, se blindó el sistema electoral prohibiendo donaciones corporativas y bancarizando aportes. Argentina, en cambio, sigue en la cornisa. Para Alameda, aún hay margen de reacción, pero la ventana se achica.

El femicidio vuelve a poner relevancia sobre la relación intrínseca entre narcotráfico y política porque no se trata solo de violencia aislada: es la manifestación extrema de un entramado que opera silenciosamente en la sombra. Cada crimen evidencia cómo el poder económico de las mafias puede moldear decisiones políticas y garantizar impunidad. Alameda busca exponer y limitar esa operación, señalando que la erosión de la democracia no ocurre solo en las calles, sino en los despachos donde circulan los billetes sucios.

Su mensaje es claro y brutal: la democracia no se erosiona por los tiros en Rosario, sino por los billetes que circulan en silencio. Alameda no desmantelan búnkeres: develan cómo se alimentan, incomodando a quienes prefieren mirar hacia otro lado y recordando que la vigilancia, la transparencia y la acción institucional son la única defensa real del sistema democrático.

Otras Noticias